Los suelos de gres porcelánico son uno de los pavimentos más delicados que existen. Y es que, por mucho que nos esforzamos, no conseguimos mantenerlo limpio. Al pasar la fregona, las pisadas se quedan marcadas y parece que absorben cualquier mancha que caiga sobre ellos. En general, debes saber que todos los suelos son suceptibles de acumular suciedad en cierta medida, pero puede variar en función de la textura, de si tiene relieves acentuados donde pueda acumularse la suciedad, etc.
Por esta razón, a la hora de instalar un nuevo suelo de gres porcelánico, es muy importante conocer muy bien cuáles son sus características, incluyendo el procedimiento de limpieza y mantenimiento. En algunos suelos, usando una solución ácida diluida, podemos quitar las manchas sin problema, pero es importante que este tipo de medidas se tomen con cierta precaución, ya que estos productos suelen estar bastante concentrados y podrían terminar por dañar el suelo de forma permanente. Aunque también puedes encontrar productos ligeramente ácidos y muy sencillos de usar, como es el caso del Deterdeck. Únicamente tenemos que aplicarlo sobre la mancha y dejarlo reposar unos minutos. Después frotar con un cepillo de cerdas rígidas (no metálicas) y aclarar con agua. En cualquier caso, como decíamos, solamente debe recurrirse a ello en casos puntuales, cuando realmente sea necesario.
Aunque pueda parecerlo, el mantenimiento del gres porcelánico es muy sencillo. Solamente hay que llevar a cabo una limpieza cada cierto tiempo, lavando con agua y un poco de detergente. Con ello, conseguiremos que nuestro suelo vuelva a brillar como el primer día. Pero además es importante tener en cuenta lo siguiente:
- Nunca limpies con un producto ácido un suelo que acaba de ser colocado, ya que el cemento que no ha fraguado reacciona mal con este tipo de productos y las juntas podrían estropearse para siempre.
- Ten en cuenta siempre las recomendaciones del fabricante y las propiedades del suelo.
- Antes de usar cualquier producto químico, limpia la superficie con agua para evitar que el material absorba el producto hacia el interior y después aclara rápidamente para quitar cualquier resto de producto que pueda estropearlo.
- Jamás uses abrasivos, golpees o punces el suelo, ya que podrías romperlo, rayarlo o deteriorarlo.
- Intenta elegir productos ecológicos respetuosos con las propiedades del suelo en lugar de productos que contengan químicos fuertes.
Si no te atreves a realizar tu mismo la limpieza, no tienes tiempo o no consigues eliminar las manchas, contacta con Serlingo Servicios y estaremos encantados de atenderte.