La fiabilidad y la disponibilidad de cualquier planta industrial dependen en gran medida del diseño y de la calidad de su montaje. De si la planta se construye siguiendo un diseño robusto y fiable, aplicando las mejores técnicas disponibles para su ejecución, pero también de la forma y de las buenas costumbres de los empleados que trabajan en ella y de las labores de mantenimiento que se vayan llevando a cabo a lo largo del tiempo. Un buen mantenimiento industrial reportará enormes beneficios a la empresa.
La importancia del mantenimiento preventivo
Si solamente hacemos un mantenimiento correctivo, es decir, respondiendo a los problemas que van surgiendo, se gastará menos dinero a corto plazo, pero hay que tener en cuenta que una planta industrial es como un gran depósito. Si realizamos un mantenimiento preventivo periódicamente, el depósito siempre estará lleno. De lo contrario, se irá vaciando y llegará un momento en el que se agote por completo. Momento en el que será necesario comprar un nuevo equipo o, incluso, construir una nueva planta. Y es que, aunque no hacer un mantenimiento preventivo no es algo que se note de forma inmediata, los errores del ayer los iremos pagando en el futuro.
¿Cuándo hay que hacer un plan de mantenimiento industrial?
El mejor momento para hacer un buen plan de mantenimiento industrial es cuando la planta se está construyendo. De esta manera garantizaremos la fiabilidad y la disponibilidad de la misma por mucho tiempo. Lo ideal es que el plan de mantenimiento integral ya esté diseñado cuando se vaya a empezar a operar, poniéndose en marcha desde el minuto uno. De lo contrario, serán las averías las que irán marcando la actividad del departamento de mantenimiento, lo que supone un grave error.
De hecho, en la actualidad, es casi imprescindible contar con un plan de mantenimiento preventivo para atender correctamente los distintos activos con los que contamos. Hay que tener en cuenta que las inversiones en recursos son considerables y un mal funcionamiento o inoperancia de los mismos puede dar lugar a grandes pérdidas económicas que pueden poner en riesgo el futuro de la empresa.
Pero no solamente debemos prestar atención en nuestro plan de mantenimiento industrial a los equipos principales, sino que también debemos preocuparnos de los equipos auxiliares o adicionales, ya que un simple transmisor de presión o una bomba de refrigeración pueden obligarnos a parar toda la planta y traer consigo consecuencias tan graves como el fallo de un costoso equipo de producción. Con lo cual, es fundamental realizar un mantenimiento preventivo de todos aquellos equipos que puedan ocasionar fallos críticos.
Así pues, un buen plan de mantenimiento industrial es aquel que ha realizado un análisis previo de los posibles fallos que pueden producirse y que ha diseñado un protocolo de actuación para evitarlos. Ciertamente, las averías son inevitables, pero si realizamos un mantenimiento industrial adecuado, reduciremos en gran medidas las averías imprevistas y toda la empresa saldrá beneficiada, ya que podremos anticiparnos a muchos problemas. Para ello, solamente necesitamos seguir los siguientes pasos:
- Determinar metas y objetivos
- Marcar un presupuesto
- Hacer un inventario de los equipos existentes.
- Revisar los mantenimientos previos realizados.
- Consultar los manuales de los equipos.
- Cumplir con las obligaciones legales.
- Designar a los responsables.
- Elegir el tipo de mantenimiento a llevar a cabo y planificarlo.
- Ejecutar las distintas labores del plan.
- Revisar el plan, realizar análisis y extraer información.
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