Las reformas y obras en casa, en la oficina o en un local comercial dejan un cúmulo de desechos y polvo que se deben limpiar antes de volver a habitar ese espacio. Esto puede aportar estrés a los usuarios que no estén acostumbrados a hacerlo, debido a la gran cantidad de suciedad acumulada. Por este motivo, siempre es una buena opción contratar a profesionales especializados en las limpiezas después de una reforma o una obra.
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Pasos de higiene a seguir antes y después de una obra
Antes de limpiar los restos de la reforma, también es importante prevenir posibles contratiempos y cuidar el material que ya se tiene en el hogar. Los pasos para ello son los siguientes:
- Proteger la casa de manchas: cubrir los marcos de las puertas y las ventanas con cinta de carrocero o cinta aislante, cubrir el suelo o las zonas que no precisan de reforma, etcétera.
- Limpiar el polvo: aunque parezca que no vale la pena, ir limpiando un poco cada día evitará que se acumule demasiada suciedad y polvo en el ambiente.
- Prevenir suciedad: cuando se realizan perforaciones, cortes de baldosas y maderas, etcétera, los operarios deben procurar recoger o prevenir las manchas. Afortunadamente, en la actualidad existen máquinas con la habilidad de aspirar el polvo a medida que se va perforando la pared, por ejemplo.
Limpiar suelos después de una reforma
Los suelos de pisos, locales comerciales y oficinas suelen ser los más perjudicados tras las reformas o las obras. Al fin y al cabo, no es costumbre cubrirlos ni protegerlos de las manchas de materiales con los que se trabaja. De ahí que queden salpicados de pintura, ácidos, cemento, masilla, entre otros.
¿Cómo limpiar un suelo poroso después de una obra?
Para suelos porosos, el mejor producto para quitar manchas es el decapante, independientemente del tipo de mancha que sea. Tras usar estos productos, es conveniente aplicar aceite o cera para recomponer y mantener el suelo de forma adecuada.
¿Cómo limpiar un suelo de porcelana después de una reforma?
Debido a su delicadeza, los suelos de porcelana requieren el uso de productos determinados y específicos para ellos. Estos implican unas pautas de aplicación, las cuales también interfieren en la cantidad de producto que se puede utilizar y en cómo se debe aplicar.
De forma general, se debe disolver la solución principal en agua y dejar actuar sobre la mancha de cinco a diez minutos. Para quitarla, se frota con un utensilio suave y se quita con abundante agua. Por último y para acabar de eliminar tanto los restos de mancha como de producto, se repasa con una fregona y solo agua.
Fregar paredes al acabar la reforma
En estas zonas, el polvo es el residuo estrella que queda almacenado y enganchado en techos, paredes y muros de cualquier estancia. Aunque estén recién pintadas, se les puede pasar un paño suave impregnado en agua y amoníaco o únicamente agua con suavidad. Para secar, solo con dejar la habitación o área con las ventanas abiertas, será suficiente.
Quitar manchas después de una obra
Las manchas de pintura y cemento se deben intentar quitar antes de que se sequen y queden incrustadas en el suelo o en cualquier superficie. Esto debe llevarse a cabo justo cuando cae y toca con la zona, eliminando el exceso de producto.
Si pese a ello, quedan restos de producto, existen soluciones específicas para quitar manchas de cemento o de otros productos. La forma de uso y de aplicación la dicta cada fabricante, por ello es importante leer estos pasos.
Así pues, la prevención y el cuidado deben ser dos pilares para toda reforma. No solo en cuanto a las tareas de la obra en sí, también para la limpieza y mantenimiento de las instalaciones. Como se suele decir, no es más limpio quien más limpia, sino quien menos ensucia.