Las tareas de limpieza no son complicadas de realizar ni de mantener. De hecho, todos los usuarios las llevan a cabo en su día a día, tanto en su casa como en sus puestos de trabajo. No obstante, es posible que se cometan algunos errores de los que la mayor parte de usuarios no son conscientes.
¿Quieres conocer qué errores más frecuentes se cometen durante las tareas de limpieza? El equipo de Serlingo te los explica y te dice cómo solucionarlos. ¡Sigue leyendo!
Contenido:
Los 5 errores más comunes en las tareas de limpieza
La limpieza del hogar es una de las tareas más frecuentes que todos los usuarios llevan a cabo en su día a día. Muchas personas realizan estas acciones de una forma que se considera “normal”, pero con algunos errores. Los más frecuentes son los siguientes:
Error de limpieza 1: la ventilación de la casa y de las habitaciones
Antes de empezar con la limpieza del hogar, lo más común y recomendable es ventilar bien la casa para extraer todos los posibles olores acumulados en las estancias. Para ello, lo más frecuente es abrir bien las ventanas.
Hasta aquí todo bien. Sin embargo, muchas personas olvidan deshacer las camas y quitar las fundas de los sofás o sillones. Esto parece no tener importancia, pero para que estos muebles se ventilen correctamente es imprescindible quitarles las fundas y sábanas.
Lo mismo sucede con los armarios. Hay que dejarlos abiertos durante la ventilación para así evitar que esos olores o ácaros se acumulen dentro de los muebles y no salgan al exterior. Una vez esté todo bien ventilado, podremos seguir con la limpieza y el cambio de sábanas o fundas.
Limpieza de los muebles: error número 2
Cuando se lleva a cabo la limpieza de muebles, muchas personas aplican el producto o spray directamente sobre la superficie del objeto. No obstante, esto es un error puesto que lo más recomendable es humedecer un paño o trapo con este producto de limpieza específico para las superficies.
Con el trapo húmedo, la limpieza se lleva a cabo de una forma mucho más óptima tanto para con el aprovechamiento del producto y el bienestar de la superficie del mueble.
Error número 3: limpieza de platos o utensilios de cocina
El error más común que se comete después de limpiar los platos de forma manual es guardar el estropajo después de escurrirlo y haber acabado con la limpieza. Si bien el escurrido y el almacenaje de este accesorio sí que es correcto, lo que no está recomendado es haberlo hecho sin desinfectarlo previamente.
En otras palabras: hay que eliminar todas las bacterias y restos de comida que se han eliminado de los platos y han podido quedar atrapados en el estropajo de limpieza. Para ello, este accesorio se debe dejar en un bol con agua y lejía o desinfectante durante algunos minutos.
Una vez pasado ese tiempo, entonces sí que se puede aclarar y escurrir el estropajo. De esta forma, el almacenaje se llevará a cabo sin restos de residuos ni bacterias, dejando el estropajo listo para un nuevo uso.
La carga del lavavajillas: error número 4
El lavavajillas es uno de los electrodomésticos más utilizados y más útiles para el hogar. Su gran capacidad de almacenaje de platos y utensilios sucios lo convierte en el producto estrella para la limpieza.
No obstante, uno de los errores más frecuentes que llevan a cabo muchos usuarios es situar las ollas grandes en la carga inferior del lavavajillas. Esto imposibilita que los vasos y utensilios de cocina dispuestos en la parte superior se limpien de forma óptima.
Por este motivo, siempre es más recomendable limpiar las ollas grandes a mano o activar un programa de lavado único para ollas y este tipo de utensilios. De esta forma, todos los elementos que introduzcamos en el lavavajillas quedarán perfectamente higienizados.
Error número 5: la limpieza de cristales
Muchas personas llevan a cabo la limpieza de ventanas, ventanales y cristales los días que hace mucho sol. La razón es pensar que así se secarán antes las superficies y lucirán mejor, pero nada más lejos de la realidad.
El momento más adecuado para limpiar estas superficies es bien temprano por la mañana o al anochecer. De esta manera, evitaremos que el producto se seque y el cristal quede entelado o empañado. Algo que sí sucede si le da la luz directa del sol al mismo.