Las temperaturas ya están bajando y el frío invernal está a la vuelta de la esquina. Por este motivo, muchos hogares empiezan a sacar sus alfombras para cubrir sus suelos y dar una mayor calidez al ambiente.
En el presente artículo, los técnicos de Serlingo Limpiezas abordarán la limpieza de las alfombras de lana, uno de los clásicos en todos los hogares en época de invierno. Lector, ¿quieres saber más sobre este tema? ¡Sigue leyendo!
Contenido:
¿Qué características tienen las alfombras de lana?
Las alfombras de lana son uno de los clásicos de las épocas de invierno. Sus principales características están relacionadas directamente con su material de fabricación: la lana. Así pues, podemos determinar los rasgos de estos complementos decorativos en lo siguiente:
- Estética agradable: la lana proporciona un tacto cálido y suave a estas alfombras, así como un aspecto muy agradable, convirtiéndolas en la mejor opción para salones, comedores y habitaciones donde se haga vida.
- Tejido grueso y cálido: asimismo, la lana es el tejido del invierno por excelencia, haciendo que sus alfombras sean gruesas y cálidas, protegiendo ya no solo los pies del frío, sino también al suelo de posibles ralladuras o desperfectos.
- Acumulan más suciedad que el resto: debido, precisamente, al tipo de fibras y a su tejido, es más habitual que estas alfombras acumulen una mayor cantidad de suciedad. Por este motivo, la limpieza habitual es tan necesaria.
- Duraderas y de calidad: además de dar abrigo, la lana también destaca por su gran durabilidad y su gran resistencia. Al estar fabricadas de este material, las alfombras se convierten en una buena opción para cualquier tipo de hogar, a excepción de aquellos donde habiten personas muy alérgicas al polvo.
¿Cómo llevar a cabo la limpieza de las alfombras de lana?
En cuanto a los pasos concretos para la limpieza de estas alfombras, los técnicos de Serlingo determinan los siguientes. Cabe especificar, además, que es posible que alguno de ellos varíe en función del tamaño de la propia alfombra.
- Sacudir la alfombra en el exterior: este paso es uno de los que podría variar en función del tamaño de la misma pieza. No obstante, es importante llevarlo a cabo en el exterior para poder extraer correctamente toda la suciedad acumulada en las fibras. Se puede utilizar un palo o vara para facilitar el movimiento de las fibras.
- Aspirar la alfombra: una vez se ha extraído la suciedad superficial, hay que hacer lo mismo con la interna y más enganchada en las fibras. Para ello, se recomienda utilizar un aspirador potente con un cabezal específico para alfombras.
- Limpiar posibles manchas: para ello, se recomienda utilizar una esponja humedecida en agua con jabón neutro o desengrasante. También se puede utilizar un producto antiácaros, recomendado sobre todo para hogares con personas alérgicas a los mismos.
- Secar la alfombra: después del paso de limpieza, es imprescindible secar correctamente la alfombra. Lo ideal es no empaparla en exceso y utilizar bien el sol, bien un secador para quitarle todo rastro de humedad.
A parte de estos pasos, cabe especificar que las alfombras de lana se deben aspirar de forma semanal. Esto evitará que la suciedad se acumule en exceso y puedan aparecer alergias o problemáticas en los individuos que habitan el hogar.